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El avance en el acuerdo comercial entre EEUU y China, sumido en la confusión

FINANCIAL TIMES. Los ‘tuits’ de Trump y las declaraciones de los funcionarios del gobierno estadounidense generan dudas sobre la solidez de los compromisos y sobre la viabilidad de la tregua de tres meses.

Tres días después de que Donald Trump aclamara su “increíble y productiva” cena con Xi Jinping, durante la cual convocaron un alto al fuego en la guerra comercial entre EEUU y China, el presidente estadounidense parecía estarse preguntando si el acuerdo ya estaba tambaleándose.

En los tuits del martes, Trump escribió que su equipo estaría “considerando si un acuerdo REAL con China es realmente posible” a principios de marzo, la próxima fecha límite para las conversaciones.

“Si lo es, lo finalizaremos…si no, recuerden, soy un hombre arancelario”, él dijo, reavivando su amenaza de utilizar mayores impuestos sobre las importaciones chinas para intensificar el conflicto comercial con Beijing. La aparente inquietud de Trump le sigue a una problemática secuela tras la tregua alcanzada después del G20 en Buenos Aires, al menos para la Casa Blanca.

Varias de las concesiones que los funcionarios en Washingtonafirmaron haber obtenido del presidente chino y de los altos funcionarios de Beijing no fueron respaldadas por ninguna confirmación oficial por parte del equipo chino, o se vieron envueltas en confusión.

Esto no sólo arrojó dudas sobre si las dos partes podrían llegar a un acuerdo integral durante los próximos tres meses, sino que también planteó la posibilidad de un colapso incluso antes de esa fecha.

“Este trato siempre fue débil en los detalles; es muy probable que se desmorone antes de que terminen los 90 días”, opinó Megan Greene, la economista jefe de Manulife/John Hancock Asset Management en Boston.
La confusión sobre la sustancia y el destino del acuerdo del G20asustó a Wall Street el martes; el índice de referencia S&P 500 cerró a la baja, más de 3%.

La principal preocupación de Trump parecía enfocada en los productos agrícolas, sobre los cuales el presidente estadounidense dijo que China había acordado “comenzar a comprar inmediatamente”. Esto les ofrecería cierto alivio a los agricultores estadounidenses, que son una crucial parte de la base política del presidente que se ha visto perjudicada por los aranceles de represalia implementados por Beijing. Pero China sólo ha hecho una promesa genérica de comprar más importaciones estadounidenses, dejando los detalles de ese compromiso clave en el aire.

“Aún no hemos escuchado nada sobre qué y cuánto más es probable que China compre en productos agrícolas estadounidenses”, comentó Dave Salmonsen, director senior de relaciones con el Congreso de la Federación Estadounidense de Oficinas Agrícolas (AFBF, por sus siglas en inglés).

Ésa no fue la única inconsistencia. El domingo, el presidente estadounidense dijo que Xi había acordado reducir la tasa arancelaria del 40% aplicada a las importaciones de automóviles de EEUU. Pero al informar a los reporteros el lunes, Larry Kudlow, jefe del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, declaró que no había un “acuerdo específico” sobre el asunto, aunque era su “entendimiento” que China eliminaría los aranceles.

En algunos de los temas delicados que rodean la propiedad intelectual y la transferencia de tecnología que representan la base del conflicto económico, China simplemente acordó comenzar conversaciones.
Mientras tanto, otra garantía de Xi que la Casa Blanca sostuvo haber obtenido el sábado por la noche se reveló como discutible. EEUUhabía dicho que China estaría “abierta” a revisar la aprobación regulatoria de la fusión de los fabricantes de chips Qualcomm y NXP, pero la compañía con sede en San Diego dijo que consideraba el “asunto cerrado”.

Wilbur Ross, el secretario de comercio estadounidense, el martes intentó desestimar la preocupación de que China no cumpliría con sus promesas. “Creo que si cumplen con las indicaciones que le dieron al presidente Trump, todo el mundo estará realmente feliz”, le dijo Ross a CNBC.

Algunos analistas creen que los temores de que la tregua china ya esté en riesgo son exagerados. “China no ha negado explícitamente nada de lo que EEUU ha dicho hasta ahora, simplemente no ha brindado detalles y posiblemente nunca lo hará”, comentó Scott Kennedy, un experto en estudios de China en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés) de Washington. “Habrá negociaciones serias. El ‘ruido’ y la ansiedad de los últimos días están fuera de lugar”, agregó.

En su tuit, Trump también planteó la posibilidad de que se extendiera el plazo de 90 días, lo cual sugiere que es posible que no se impaciente con Beijing demasiado rápidamente.

Pero a medida que las dudas sobre la solidez del acuerdo se extendieron por Washington, Trump dijo que Robert Lighthizer —el representante de comercio estadounidense a quien se le considera ser de línea dura con China— liderará las próximas conversaciones. Tal vez esto estuvo diseñado para eliminar una reacción negativa cada vez mayor por parte de los críticos que creen que el presidente estadounidense le otorgó a Xi un alivio temporal de los aranceles a cambio de poco, o de nada.

En el sector empresarial, el alivio por la tregua ha sido reemplazado por la realidad de que se resolvió muy poco en Buenos Aires.

“La gran interrogante sigue siendo qué sucederá después de los 90 días”, comentó Bethany Aronhalt, portavoz de la Federación Nacional de Minoristas (NRF, por sus siglas en inglés). “¿Esto significará que las nuevas tarifas entrarán en vigor un poco más tarde?”, se preguntó ella.

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