PBI peruano en el 2022: ya se avizora un crecimiento más lento y más riesgos a la baja
El PBI del Perú ya muestra un comportamiento ralentizado. Si bien los estimados para el cierre del 2022 se mantienen, los conflictos sociales y la alta inflación son los riesgos más importantes.
Pese a los buenos resultados económicos del primer trimestre, el crecimiento del PBI peruano ya muestra señales de desaceleración. Hacia delante, existen riesgos locales e internacionales que podrían empujar a la baja el crecimiento del 2022. Los conflictos sociales ya generan preocupaciones respecto al comportamiento del PBI.
Crecimiento más lento
El crecimiento económico del primer trimestre del año se ha mantenido alineado a las expectativas de fines del 2021. Según los estimados de las fuentes consultadas, la economía peruana habría crecido entre 2.5% y 4% en los primeros tres meses del 2022.
El impulso ha venido principalmente por la demanda interna, específicamente en los sectores de comercio y servicio, que se han visto beneficiados por la flexibilización de las medidas de restricción social, sumado a un efecto base proveniente de la segunda ola de Covid-19 del 1T21. “A fines de enero se eliminó el toque de queda, lo que ha dinamizado rubros como bares, restaurantes y discotecas. Y a fines de febrero se incrementó al 100% el aforo en la casi totalidad de locales comerciales, lo que está permitiendo un mayor flujo de personas hacia centros comerciales y, en general, a negocios de comercio y entretenimiento”, comenta Pablo Nano, subgerente de estudios económicos de Scotiabank.
Sin embargo, “indicadores como consumo interno de cemento y producción de electricidad muestran que el dinamismo ha disminuido”, menciona Luis Falen, head de macroeconomía de Intéligo SAB. Esto se ve reflejado en el índice desestacionalizado [corregido de fluctuaciones periódicas] del INEI, explica Hugo Perea, economista jefe de BBVA Research. Si bien la variación interanual refleja un crecimiento de 5% en febrero, el índice desestacionalizado solo muestra un crecimiento de 0.03%, lo que muestra estancamiento (ver gráfico). “Las cifras en interanual aparentemente salen bien, pero hay que tener cuidado al comparar contra similar mes del año anterior, donde tenías contracción o contracción incluso acentuada como en febrero. Cuando uno hace el análisis desestacionalizado para ver si de manera secuencial o en el margen estamos creciendo, se ve desaceleración”, explica el ejecutivo.
Hacia adelante, la moderación continuaría. “El PBI va a estar probablemente con tasas superiores al 4% hasta abril, básicamente por temas de rebote. Después de eso vamos a tener tasas de crecimiento bastante más cercanas al 2%, inclusive menos que eso”, acota Eduardo Jiménez, jefe del servicio de información de Macroconsult.
Riesgos idiosincráticos
Para el cierre del 2022 las proyecciones de crecimiento del PBI oscilan entre 2% y 3%. Si bien estas mantienen una perspectiva estable, existen riesgos que podrían rebajar las proyecciones. Los conflictos sociales son una de las principales preocupaciones, dadas sus repercusiones en producción minera y recaudación. Este factor desde ya impide un mayor crecimiento económico. “Nosotros no tenemos más crecimiento en marzo y en abril por el bloqueo de Cuajone, que cuesta más o menos un punto (del PBI) en esos meses”, menciona Jiménez.
Para Scotiabank, los actuales conflictos en minería y otros sectores como agropecuario y transporte evitan que el crecimiento registrado en el 1T22, mayor al esperado, se refleje en un alza en la proyección anual. “Inicialmente, nosotros esperábamos un crecimiento de 2.8% para el 1T22 y finalmente habría crecido cerca de 3.5%. Producto de esto, ceteris paribus hubiéramos incrementado nuestra proyección en dos décimas, de 2.6% a 2.8%. Sin embargo, por los problemas de operaciones de importantes minas como Cuajone y Las Bambas, creemos que es probable que la conflictividad social escale o se mantenga elevada en los siguientes meses, lo que va a reducir la tasa de crecimiento en los siguientes trimestres”, explica Nano. Así, Scotiabank mantiene su proyección de crecimiento anual en 2.6%.
Otro factor de riesgo es la persistencia de la inflación local, que registra las cifras más altas en 24 años, exacerbada en los últimos meses por el conflicto entre Rusia y Ucrania. Esto afectaría negativamente la capacidad adquisitiva de los consumidores. “El conflicto entre Rusia y Ucrania está generando un fuerte incremento en los costos de los insumos y mayor inflación. Esto se va a ir trasladando a la economía a través de un menor ingreso disponible para los hogares y, por tanto, va a haber efecto sobre el consumo”, acota Daniel Velandia, economista jefe de Credicorp Capital.
Riesgos externos
Por el lado internacional, hay factores que presionan a la baja el crecimiento global y, por ende, el peruano. En primer lugar, está el rebrote de Covid-19 en China, lo cual nos afecta como exportadores de materias primas. Hong Kong llegó a niveles de contagio entre 60,000 y 70,000 diarios, y Shanghái ha estado alrededor de 10,000. La situación sanitaria podría complicarse más. “Como China mantiene su política ‘cero Covid’, esto tiene un gran impacto sobre la producción y congestiona puertos; y esto puede tener una afectación a nivel global. Esto introduce un sesgo a la baja en las predicciones”, señala Perea.
En segundo lugar, habría un posible ajuste monetario más agresivo y desordenado por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos, tanto en alza de tasas como en la reducción del tamaño de su balance. Este escenario induciría volatilidad en los mercados financieros globales, en particular en los emergentes, y este efecto desestabilizador podría generar nuevas salidas de capitales y afectar más a la economía peruana.
Fuente : Semana Economica