¿Almacenes del Callao podrían operar en Chancay? Esto se modificó en el reglamento aduanero
Un reciente decreto supremo realiza cambios sobre el reglamento de la Ley General de Aduanas (LGA). Esto ocurre a pocas semanas de la inauguración del puerto de Chancay, que supondrá un incremento en el traslado de mercancías.
La reciente modificación del reglamento de la Ley General de Aduanas (LGA) implementó cambios que buscan simplificar las reglas aplicables al régimen de tránsito aduanero y actualizar los procedimientos de control y sanciones en las operaciones aduaneras. Una de las más relevantes es la la posibilidad de que los almacenes aduaneros del Callao extiendan su jurisdicción a Chancay por un periodo de cinco años.
Esta medida plantea interrogantes sobre si se trata de una solución temporal ante la falta de infraestructura en el puerto de Chancay o un ajuste necesario para optimizar los procesos logísticos en el país.
Cambios en la jurisdicción
La modificación introducida por el Decreto Supremo 198-2024-EF establece que, de manera excepcional y por un periodo de cinco años, los almacenes aduaneros autorizados en la circunscripción de la Intendencia de Aduana Marítima del Callao podrán operar en la de Chancay sin necesidad de contar con un local físico en esa jurisdicción. Para ello, los almacenes deberán presentar una solicitud a la administración aduanera.
Además, durante este periodo, se autoriza el traslado de mercancías entre ambas circunscripciones (Callao y Chancay) considerando que dicho movimiento se realiza dentro de una sola. Esto permite que los traslados se realicen con una sola solicitud de traslado y la guía de remisión correspondiente, según lo dispuesto en el reglamento aduanero. Lo que se busca es facilitar las operaciones logísticas entre ambos puntos hasta que se implementen almacenes aduaneros en Chancay.
Al respecto, Irma Augusto, consultora en Aduanas y Comercio Exterior, recuerda que el Terminal Portuario Multipropósito de Chancay aún no cuenta con un depósito temporal intraportuario autorizado por la administración aduanera que, en calidad de almacén, esté habilitado para custodiar mercancías que ingresen o salgan del país por dicho puerto.
Augusto explica que un depósito temporal es un local donde se ingresan y almacenan temporalmente mercancías, bajo control aduanero, mientras se completan los trámites respectivos para la obtención de su levante y, por lo tanto, para su libre disponibilidad en importación. Esto también es para que sean embarcadas en exportación.
“Al no tener este tipo de instalaciones en Chancay, en la actualidad, es necesario encontrar una solución para manejar la carga de manera eficiente. También para potenciar e impulsar el planeamiento estratégico e inversión en depósitos temporales , a mediano plazo, en Chancay a medida que la carga se va moviendo y va creciendo”, menciona.
La consultora detalla que la modificación de la normativa establece que, por cinco años, los almacenes aduaneros que ya se encuentran autorizados para operar en la Aduana Marítima del Callao también puedan hacerlo en la de Chancay sin que requieran contar con un local e invertir en infraestructura (de manera inmediata). Esto supondría incrementar sus costos de transacción, más aún considerando que en estos almacenes ya cuentan con el conocimiento técnico y la experiencia operativa para la custodia y trazabilidad de las mercancías.
“Al permitirse la ampliación de circunscripción, es decir, operar tanto en el Callao como en Chancay, estos almacenes podrían mover carga de un puerto a otro, facilitando el transporte y manejo de mercancías. Esto se haría a través de un proceso relativamente simple, solicitando solo la autorización previa a la Sunat”, apunta.
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Observaciones
Para Gonzalo Bernal, socio del Estudio Echecopar, resulta preocupante la regulación pendiente sobre el traslado de mercancías desde el puerto de Chancay hacia los almacenes del Callao.
Menciona que, aunque ya se establece que se realizarán estos traslados debido a que la infraestructura en Chancay no estará lista para noviembre, aún no hay una normativa detallada que regule aspectos claves, como la solicitud de traslado y la guía de remisión respectiva.
“Estos documentos serán esenciales para asegurar la trazabilidad y el control de la mercancía durante su desplazamiento, pero hasta el momento, no se ha especificado qué información deben contener o cómo se gestionarán”, cuestiona.
Asimismo, observa que aumentan los supuestos en donde las rectificaciones no estarán exoneradas de multas. Por ello, propuso una fase de marcha blanca, es decir, un periodo en el cual las multas y sanciones no se apliquen estrictamente, permitiendo un tiempo de adaptación y corrección de errores sin afectar negativamente a los contribuyentes.
A su turno, Luis Miguel Castilla, ex ministro de Economía y Finanzas, indica que la capacidad del puerto del Callao estuvo colapsada durante algún tiempo y que añadir la carga de Chancay a sus almacenes podría generar una mayor congestión en los servicios de aduanas y almacenamiento.
Sin embargo, Castilla no considera que esta medida de utilizar los almacenes del Callao sea algo necesariamente negativo en el corto plazo. Sí advierte que, si no se construyen adecuadamente los almacenes aduaneros en Chancay, el aumento de carga podría empeorar la situación en el Callao.
Castilla subraya que la capacidad de almacenamiento es un factor clave y que esta medida debe ser temporal, con la expectativa de que Chancay desarrolle sus propias instalaciones de almacenamiento en los próximos años. Así, se evitará sobrecargar aún más al puerto del Callao.
Por su parte, Oscar Vásquez Nieva, presidente del sector logístico del gremio de Comercio Exterior de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), explica que uno de los principales desafíos en el traslado de mercancías entre Chancay y Callao es la infraestructura vial deficiente. La falta de carreteras adecuadas que conecten ambos puertos es un problema importante.
“Actualmente, algunos tramos de la ruta no están completamente habilitados para el transporte de carga pesada, lo que provocará embotellamientos y retrasos. Esta ineficiencia afecta tanto a la ciudad como a las operaciones de carga, lo que incrementa los tiempos de transporte y, por ende, los costos”, observa.
Castilla y Vásquez coinciden en que estos sobrecostos derivados de la falta de infraestructura adecuada, inicialmente, deberán ser absorbidos por los importadores y exportadores, ya que será difícil trasladarlos a los consumidores finales. Esto se debe a que los productos exportados desde el Perú, en su mayoría productos no tradicionales como los agrícolas o textiles, compiten en mercados internacionales muy ajustados en precios. En ese contexto, cualquier incremento de costos impacta directamente en la competitividad de los productos peruanos.
El problema se agrava porque, además de la falta de una infraestructura adecuada para el transporte, no existen zonas de actividad logística en Chancay o Callao que faciliten la operación de los transportistas.
“Esto significa que, a pesar de tener puertos modernos, el resto de la cadena logística (carreteras, áreas de descanso para camiones, zonas de servicios) no está a la altura de las necesidades crecientes de transporte de carga. Como resultado, los exportadores no pueden trasladar estos sobrecostos al consumidor, ya que perderían competitividad frente a otros países”, subraya Vásquez.