INTERNACIONALES

Complejidades y consecuencias de la nueva configuración naviera

Alta congestión portuaria protagoniza polémicos episodios en principales rutas.

A medida que van aumentando las alianzas navieras –que a la fecha no superan la media decena- se ha logrado solucionar en parte el problema de la falta de carga para rellenar contenedores, pero un nuevo enemigo acecha a los armadores: la congestión logística.

El más reciente episodio se vivió la semana recién pasada en el puerto estaounidense de Seattle, donde el tiempo de espera promedio en tierra ascendió de un par de horas hasta un día entero, retrasando cargamentos completos. La situación se hace aún más compleja si se considera que se le cobró a los dueños de la carga hasta US$70 por cada hora de retraso. Según reportes de prensa, el atochamiento fue el resultado de la reconfiguración de alianzas que se concretó a contar del 1 de abril con 2M, Ocean Alliance y THE Alliance, las cuales produjeron una reestructuración de tiempos y recaladas que demoró en promedio un mes en alcanzar las rutas de la costa oeste.

Pocos operadores, grandes volúmenes

Sí, las alianzas han logrado optimizar el transporte naviero, con contenedores completos y nada de espacios vacíos que encarecen la operación. Pero, quizás, la gradual reducción de volúmenes de carga hizo que los operadores portuarios olvidaran en cierta medida lo que era trabajar con alta demanda, la cual llegó casi literalmente de la noche a la mañana.

La congestión terrestre en los puertos por embarque/desembarque de carga son un problema pequeño frente a lo que potencialmente podría significar el retraso de naves y el atochamiento portuario. Una cosa es la demora de un camión con uno o dos contenedores a bordo, pero un portacontenedores con miles de TEUs a bordo es una potencial catástrofe comercial… y ni pensar si fueran cargas refrigeradas.

Medidas de mitigación

Ya que las grandes alianzas no pretenden disgregarse de vuelta a las navieras individuales que solían ser, no queda más para los puertos y operadores terrestres que acomodarse a los grandes volúmenes y el nuevo orden de tránsito y recaladas. Una manera de adaptarse a este cambio en la forma de operar es tomar medidas de prevención y buscar formas de coordinación estrecha entre todos los involucrados en el proceso logístico.

Para una industria que arrastra ya hace años la lucha contra la poca carga, bajas tarifas y exceso de naves, parece una broma cósmica de mal gusto que justo cuando aparentamente se ha logrado encontrar una solución para sobrevivir en buena lid, aparezca un nuevo obstáculo. 

Por MundoMaritimo 

Obtenga las ultimas noticias de APAM