NACIONALES

Efecto coronavirus: La economía peruana podría rebotar hasta 7% en el 2021 si se evita el colapso del sistema financiero

El Perú enfrentará su peor resultado económico desde 1989 este año por los efectos del coronavirus. El PBI local se contraería alrededor de 5% en el 2020 por la paralización de la actividad económica, el desplome de la confianza empresarial, el cese del consumo privado y el menor dinamismo de los principales socios comerciales del país. La caída será más fuerte y prolongada si el gobierno no prioriza el blindaje del sistema financiero local.

La mayor parte del golpe económico se concentrará en la primera mitad del año y el resultado se revertiría en el 2021, coinciden cinco exministros de Economía y Finanzas consultados por SEMANAeconómica. “Estamos en el peor momento del shock. En el segundo trimestre la economía caerá 21% interanual, pero esperamos un rebote en el cuatro trimestre de hasta 31% según la misma métrica”, explica Alfredo Thorne, titular del MEF entre el 2016 y el 2017. Así, el PBI podría crecer entre 5% y 6% el próximo año, según Macroconsult.

La recuperación se verá impulsada por un fuerte efecto estadístico, pero también dependerá de las medidas que aplique el gobierno. “En los últimos 20 años hemos tenido cultura de ahorro público y ahora es cuando tenemos que desplegar todas las herramientas convencionales y no convencionales. Nunca he visto que se alineen todos los astros de manera tan adversa e imprevista como ahora”, señala Luis Miguel Castilla, exministro de Economía y Finanzas. 

Las fuentes coinciden en que la clave para rebotar en el 2021 está en evitar una crisis del sistema financiero del cual depende la integridad de la cadena de pagos nacional. “Los bonos no se van a sostener si no se sostiene el empleo, y para ello las empresas tienen que estar soportadas por un sistema financiero sólido”, explica la exministra Claudia Cooper. “El deterioro del sistema financiero podría alargar la caída económica un año o más”, coincide David Tuesta, ministro en el 2018. 

En el corto plazo el gobierno seguirá priorizando las transferencias monetarias directas a la población más vulnerable. Pero el mediano plazo requerirá una labor más selectiva en cuanto a flexibilizaciones regulatorias y tributarias, transferencias de recursos y asignación de garantías crediticias. “Se trata de decidir a quienes apoyas dentro de quienes lo necesitan, tanto en empresas como personas. No va a haber suficiente espalda para salvar a todos”, explica Alonso Segura, ministro entre el 2014 y el 2016.

Prioridades de corto plazo

En el corto plazo el gobierno tendrá que priorizar evitar un contagio al sistema financiero, proveer toda la liquidez posible a personas y empresas, y mitigar el impacto financiero de corto plazo en poblaciones más vulnerables, según Castilla. Los exministros aprueban las medidas que el gobierno ya aplica para proveer de liquidez a la población —como la liberación del CTS, el devengue de intereses moratorios de Sunat, el subsidio temporal de contribuciones a Essalud y la suspensión del aporte a las AFP— siempre y cuando éstas no impliquen un aumento de gastos permanentes. En esa línea, Segura añade que “hay que redireccionar las partidas de gasto corriente hacia asuntos más prioritarios y aplicar un contexto de austeridad”. Se espera que el déficit fiscal se triplique este año respecto al cierre del año pasado, pero la probabilidad de que ello implique una recalificación crediticia es baja en el corto plazo.

Evitar un contagio al sistema financiero requerirá una extensa coordinación entre el MEF, el BCR y Cofide, coinciden los exministros. “No se le va a dar vuelta a la maquinita. Además de recortar la tasa en 100 puntos básicos hasta 0.25%, el BCR va a tomar todos los dólares que tengan los bancos y les va a dar líneas de crédito en soles para que tengan liquidez y no romper la cadena de pagos”, acota Thorne. La medida, no obstante, tendría poco alcance en el sector informal. “Para llegar rápido a ese sector, la forma más fácil es que Cofide le compre todas las facturas a las mypes y les dé liquidez a través del factoring: les va a ahorrar un ciclo de pago de 71 días”, añade el exministro. 

También sería la labor de Cofide comprar carteras deterioradas para evitar el colapso de un banco que pueda gatillar un efecto dominó en el sistema. “Se tienen que identificar las carteras afectadas específicamente por la crisis y evitar que se corte la cadena de financiamiento”, explica Tuesta. 

Dada la importancia del acceso al financiamiento para rebotar, el mercado de capitales también jugará un rol preponderante. “Sería importante que fuera más líquido para que el menú de financiamiento sea más amplio. La BVL se mantendrá operativa y seguirá habiendo total transparencia en los mercados de acciones y bonos”, explica Cooper, actualmente presidente del directorio de la BVL. 

Segunda fase

Un segundo bloque de medidas, menos urgente, consiste en el destrabe de proyectos para revitalizar la infraestructura e inversión, en el apoyo económico a los sectores más afectados por la crisis, y en mayor flexibilización laboral y tributaria. El gobierno ya tiene facultades legislativas para varias de estas medidas. 

El gobierno prevé la pérdida de más de un millón de puestos de trabajo dentro de la micro y pequeña empresa. “Van a haber suspensiones de contratos, ajustes salariales y despidos, lo que puede tener un efecto multiplicador negativo en la economía. Ahí la autoridad laboral —que suele revertir este tipo de medidas— tiene que flexibilizarse en los sectores con más casos para evitar un colapso generalizado”, acota Segura. De ello dependerá la recuperación paulatina de la confianza empresarial, que mostraría un desplome dramático en los datos del 2 de abril. 

Respecto a la focalización en los sectores más golpeados, Castilla sugiere propiciar acceso a capital de trabajo para inversiones productivas a través de un esquema de garantías de primera pérdida coordinado por Cofide, y cambios en el sistema concursal “que prioricen la reestructuración antes que la liquidación”. Asimismo, el exministro propone asegurar —hoy— la cadena logística para la exportación no tradicional de productos agroindustriales.

¿Grandes crisis, grandes oportunidades?

Algunos de los exministros ven en la crisis y en la otorgación de facultades legislativas una oportunidad para avanzar reformas de más largo plazo. “La coyuntura nos pide reformas ineludibles. La protección social sostenible que se va a requerir demanda una profunda reforma tributaria y laboral”, dice Castilla. “[Para las transferencias] creo que se deberían usar las municipalidades e ir puerta por puerta. Sería una oportunidad de formalizar a este segmento de la población y llevarles su tarjeta electrónica para que les transfieran por ahí”, añade Thorne. En contraste, Cooper señala que “tenemos que salvar la emergencia y luego recuperar la economía. La idea es que ningún paso complique al siguiente. No inventaría la pólvora, pero sentemos las bases para luego hacer reformas”. 

El gobierno está actuando correctamente hasta el momento, confirman los exministros a SEMANAeconómica. El principal reto consistirá en la coordinación entre el aparato fiscal, monetario y financiero para evitar la ruptura de la cadena de pagos que permita lograr un rebote económico en el 2021.

Obtenga las ultimas noticias de APAM