INTERNACIONALES

Gobernanza de puertos chilenos de cara al progreso

Documento analiza escenario actual y la probabilidad de sobrevivencia del modelo.

En un escenario cambiante, donde las naves son cada vez más grandes, las regulaciones ambientales reducen el rango de acción, la tramitación aduanera es compleja y la tecnología es un constante desafío, y a los puertos, especialmente a los terminales de contenedores, les está costando mantenerse al día. El artículo “Evolución de la gobernanza portuaria nacional chilena y competencia interportuaria”, por Gordon Wilmsmeier y Ricardo J. Sánchez, plantea que el reducido crecimiento del movimiento de contenedores y la significativa restructuración en la industria naviera y portuaria internacional es un contexto complejo para un plan de desarrollo portuario, por lo que la estructura institucional portuaria de Chile podría estar frente a un nuevo giro en su historia.

Pero una estrategia exitosa en un determinado momento no necesariamente significa que se mantendrá exitosa en el tiempo, ya que las condiciones cambian. En la década de los 90, el sistema portuario de Chile se benefició de las políticas de descentralización hacia un modelo de gobierno local bajo supervisión fiscal. Sin embargo, durante los últimos 20-y-tantos años el escenario mundial ha hecho difícil la tarea de predecir las condiciones del negocio a futuro.

Ambiente, estrategia y estructura

Hay tres elementos clave en un modelo de gobierno: ambiente (condiciones de mercado), estrategia (condiciones de producción) y estructura (diseño de producto). Cuando estos elementos comienzan a deteriorarse, podría significar que el modelo de gobierno “ha alcanzado su madurez o ha iniciado su proceso de declive”. En cualquier caso, es tiempo de un cambio.

El documento propone un marco teórico para el cambio de modelo de gobierno y luego discute sobre dos importantes puertos de contenedores en Chile y los cambios que han sufrido en las últimas dos décadas. El trabajo en conjunto entre la autoridad portuaria (esfera pública) y los actores privados (operadores de terminales) ha logrado resolver problemas como exceso de fuerza laboral y regulación, ineficiencia de operaciones portuarias y déficits en la provisión y mantención de la inversión de infraestructura portuaria, así como también ha vencido desafíos en materia de seguridad y prevención.

Intención inicial y resultado final

Entonces, si el sistema ha sido tan exitoso en los últimos años, ¿dónde están las señales negativas? El argumento del artículo es convincente. Los contratos de concesiones portuarias están viviendo los últimos años de sus acuerdos, que fueron redactados y firmados en una época social, política y económica completamente diferente a la actual. El problema es que estos contratos están prácticamente tallados en piedra y fueron diseñados para transferir la mayoría de las atribuciones de toma de decisiones al sector privado, prácticamente despojando al sector público (autoridad portuaria) de su capacidad de intervención.

La fase de introducción y desarrollo fue digna de aplauso. La inversión en infraestructura y aumento de la eficiencia portuaria eran la promesa de un futuro brillante y la confirmación de un plan bien diseñado. Pero con la llegada de la primera década del siglo 21, la recesión económica no tardó en hacer sentir sus efectos. Las cifras robustas de crecimiento eran un recordatorio constante de las débiles condiciones internacionales y el hecho de que la burbuja podría explotar en cualquier momento. Los avances tecnológicos y reformas portuarias ayudaron a mantener el ritmo de crecimiento firme durante una mala economía global, pero con la llegada de los grandes cambios que trajo consigo la década de 2010, el ambiente y las condiciones de mercado se vieron fuertemente afectados, destaca el artículo.

Entre 2011 y 2015, el período post-crisis financiera se convirtió en un pobre escenario para la industria portuaria chilena, la cual tuvo que equilibrar significativos desafíos del modelo de crecimiento económico anterior, a pesar de la brecha en infraestructura. Incertidumbre era la nueva regla y declive la nueva canción. Solo la tecnología parecía brillar en esta oscura época.

Una nueva era

Un mundo cambiante necesita un modelo de gobierno acorde a sus necesidades. El modelo propuesto incluye un sistema de puertos integrado dentro de las cadenas logísticas como parte de una política comprensiva basada en una visión sistémica que sirva de manera clara al desarrollo económico del país.

¿Podrá cambiar Chile? ¿Cambiará Chile? Quizás en un año de elecciones presidenciales éste no sea un tema prioritario, pero ciertamente que más temprano que tarde será un tema clave a poner sobre la mesa.

Por MundoMaritimo

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