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Inseguridad: un riesgo crítico para la cadena logística

La cadena logística es una de las más afectadas por la delincuencia en los países de la región. Gestionar esa amenaza para los trabajadores, las operaciones y el flujo de productos exige un nuevo enfoque de gestión de riesgos y respuestas cada vez más ágiles. Escribe Paolo Sacchi, CEO del Grupo Ransa.

La inseguridad que enfrenta la cadena logística es un desafío crítico al operar en países de Latinoamérica, como el Perú. De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el sector es uno de los más afectados por el aumento de la delincuencia, los ciberataques y la creciente alza de robos de carga y amenazas a la seguridad personal de los conductores.

Bajo este contexto, el análisis y la gestión de riesgos se vuelven cruciales para garantizar la continuidad de las operaciones, la protección de los bienes y de los colaboradores. Y existen tres puntos fundamentales para gestionar, específicamente, los riesgos en seguridad.

El primero es contar con un marco de gestión de estos riesgos. Como parte de un buen gobierno corporativo, dicha gestión se incorpora en los procesos habituales de planificación y toma de decisiones. Si bien la alta gerencia cumple un rol importante como responsable de monitorear todos los riesgos, el apoyo de una estructura de comités de gestión que funcione correctamente es relevante para diseñar estrategias que permitan responder a las cada vez más frecuentes interrupciones de la cadena de suministro. Y es que sólo una cultura consciente del riesgo permitirá que la compañía esté preparada y tenga planes de continuidad del negocio para seguir con la operación, salvaguardar la integridad de los miembros del equipo y proteger sus activos.

El segundo factor fundamental para gestionar los riesgos en seguridad es establecer una gobernanza y mantener una revisión periódica. Ello implica reevaluar constantemente las estrategias en la cadena de suministro para adoptar buenas prácticas corporativas y hacerlas más resilientes a cualquier tipo de disrupción.

Finalmente, la cadena de suministro debe ser ágil y adaptable para el futuro. Los diversos acontecimientos globales ocurridos durante la última década han generado, que cada año, al menos una de cada 20 empresas globales haya sufrido una interrupción de la cadena de suministro. Interrupciones que, a su vez, generaron sobrecostos de al menos US$100 millones, de acuerdo con estimados de la consultora McKinsey.

Sin duda, la resiliencia y la agilidad han sido factores claves para que sea posible mantener el flujo de productos hacia los clientes, durante los últimos desafiantes años. Pero tampoco cabe duda de que en los próximos años enfrentaremos cada vez más desafíos.

Por ello, las empresas requieren un nuevo enfoque, con una visión a futuro para gestionar los riesgos de la cadena de suministro. Deben ser capaces de predecirlos, de crear un marco de mitigación efectivo y de responder con mayor rapidez para asegurar la continuidad del negocio.

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