Oportunidades regulatorias para puertos en LATAM
El sector marítimo y portuario está experimentando cambios en su organización (concentración de la oferta, alianzas estratégicas, integración vertical entre operadores de terminales y navieras) y tecnología(mayor oferta de capacidad de buques y puertos, automatización y electrificación de terminales portuarias, mayor eficiencia en propulsión de buques), que han comenzado a impactar en Latinoamérica.
De acuerdo con el moviliblog, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la expansión de los puertos existentes y el desarrollo de nuevas terminales ha generado impactos económicos positivos para el desarrollo de la región, reestructurando la geografía económica de las ciudades portuarias, pero también ha impactado negativamente en la relación puerto-ciudad, generado un aumento de las externalidades negativas como ruido, emisiones NOx, SOx y material particulado.
Asimismo, Gordon Wilmsmeier, autor del blog, señaló que el sector se encuentra atrasado en la incorporación de tecnología, ejemplificando que la operación de terminales en América Latina sigue siendo a diésel, mientras que la electrificación alcanza apenas al 35% del equipamiento.
Sostuvo que a nivel de América Latina y el Caribe no existe aún “un entendimiento profundo” respecto de la estructura política y social del transporte marítimo dada la interdependencia de las diferentes escalas, desde lo local hasta lo global, en la misma ubicación.
En la actualidad el sistema implícitamente acepta efectos negativos como bloqueos, ineficiencias, demoras, desperdicios de recursos y externalidades negativas, detalló Wilmsmeier.
La región tiene una larga historia de respuesta a las necesidades del sector marítimo respecto de infraestructura portuaria para atender buques portacontenedores cada vez más grandes, lo cual requiere recursos financieros significativos “que de alguna forma deben provenir de nuestras sociedades”.
En el blog titulado “Sector marítimo en América Latina: el triple E -evolución, estrategias y expectativas- Implicancias y oportunidades regulatorias para el sector marítimo portuario”, el autor enfatizó que existe en la región la necesidad de continuar mejorando la infraestructura portuaria y su desempeño, pero se debe reflejar de mejor manera la estructura, cantidad y calidad de este desarrollo.
“Imaginemos un acuerdo regulatorio entre todos los países de la región respecto del tamaño máximo de los barcos de contenedores a operar en los puertos de la región, por ejemplo: igual a las dimensiones y la capacidad de los buques Neo-Panamax. Tal certeza de planificación podría liberar recursos para el desarrollo de iniciativas de cambio estructural, como la incorporación de vehículos autónomos, infraestructura digital, electrificación de terminales, desarrollo de infraestructura ferroviaria y mejora de accesos”, enfatizó.
En esta última década se ha producido una concentración de la actividad en el sector marítimo. La capacidad de carga contenerizada a nivel global y las nuevas generaciones de terminales se vinculan jurídica u operativamente a un número reducido de actores.
Esto es el resultado de la tendencia de consolidación de la industria marítima y la expansión geográfica de los operadores de terminales durante la última década. Más allá de la tradicional integración horizontal, la integración vertical entre las líneas navieras, los operadores de terminales y otros actores dentro de las cadenas logísticas ha avanzado y continuará avanzando.
Este proceso muchas veces no contempla los esfuerzos de los países de la región; el nuevo entorno global ha alterado los conceptos, políticas y estrategias tradicionales en el sector marítimo. Hasta el momento los países centraban sus estrategias en la descentralización y privatización de los puertos en búsqueda de mayor oferta de capacidad y eficiencia.
En este contexto, parece necesario reflexionar sobre la necesidad de mejorar la regulación del sector marítimo y en particular la regulación de la participación del sector privado en la infraestructura y servicios portuarios. Hasta el momento no existe una reflexión crítica respecto de la nueva organización del sector que permita identificar ganadores y perdedores en este nuevo entorno global.
¿Cómo se puede garantizar que una autoridad local o regional pueda ejercer el control necesario sobre un actor global?, ¿el esquema de regulación actual sigue siendo adecuado para garantizar el desarrollo continuo de infraestructura portuaria en el futuro?
Esta duda es pertinente en cuanto no es claro, por ejemplo, que el modelo esté logrando incorporar parámetros hacia un desarrollo más sostenible.
¿Por qué no existe una Zona de Control de Emisiones SECA a nivel de América Latina parecido a las vigentes para el transporte marítimo en las costas de Canadá, Estados Unidos, el mar del Norte y el mar Báltico?
Es claro que en los marcos regulatorios actuales imperantes en la región faltan mecanismos que evalúen el desempeño de las infraestructuras portuarias y servicios marítimos en las dimensiones de emisiones, eficiencia energética y responsabilidad social. Existen algunas iniciativas individuales a nivel de empresas, sin embargo, está ausente un esfuerzo conjunto entre el sector público, privado y la sociedad.
La región todavía no ha abordado la necesidad de adoptar regulaciones para el sector marítimo y portuario que mejoren el desempeño sostenible de las cadenas logísticas y que incentiven contribuciones del transporte marítimo y de puertos a las metas de ser más sostenibles. La región ha llegado al punto donde es necesario ya no sólo decir sino comenzar a hacer respecto de la sostenibilidad en el sector.
La competitividad de los puertos y la eficiencia del transporte marítimo se relacionan fuertemente con su sostenibilidad. Cambios tecnológicos que entreguen mayor eficiencia operativa, pero a su vez también menores externalidades ambientales y a su vez una reducción de gasto en mitigación de efectos externos.
Una política de incentivos que promueva liderazgos y mejores prácticas tiene el potencial de provocar reconfiguraciones fundamentales en el sector, que lleven la región hacia un futuro mejor. Es necesario revisar y avanzar en las regulaciones actuales, se debe avanzar más allá de la discusión de la sostenibilidad como concepto reformista y abordar un enfoque que proponga y no sea exclusivamente reaccionario a las demandas.