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Puerto de Chancay: los riesgos del llamativo furor generado por su acción

Miles de personas entraron a la BVL atraídas por la acción del Puerto de Chancay. Aunque sea una buena noticia para la plaza local, la volatilidad de la acción y la baja educación financiera amenazan con convertirlas en aves de paso.

El histórico anhelo de atraer al inversionista retail y ‘democratizar’ el acceso al mercado de valores peruano parece estar más cerca que nunca durante estas últimas semanas, de manera insospechada. La accesibilidad brindada por aplicativos móviles, sumada a la capacidad de arrastre de algunos influencers, han despertado un creciente interés por la Bolsa de Valores de Lima (BVL) entre los ciudadanos.

En lo que va del año, se han abierto más de 50,000 nuevas cuentas en la BVL y buena parte de estas responde a un perfil de inversionista distinto al habitual: ticket reducido (S/1,000, en promedio) y un rango de edad por debajo de los 35 años. El reciente furor por las acciones del Puerto de Chancay, reunidas bajo el nombre de Inversiones Portuarias Chancay (IPCH), era lo que faltaba para reforzar esta tendencia que, si bien inyecta liquidez a la plaza local, también plantea importantes riesgos a gestionar.

Pocos días después de empezar a listar, la acción de IPCH se disparó, impulsada sobre todo por los inversores retail, responsables del 80% de las operaciones, de acuerdo con cifras de la BVL. Pese a no existir aún certezas sobre sus fundamentos (SE1916), hoy IPCH se sitúa entre las diez acciones más líquidas de la bolsa limeña. Y, aunque la lectura general es positiva, que miles de personas ingresen al mercado de la mano de una acción tan volátil y especulativa también conlleva el riesgo de que la experiencia de estos nuevos inversionistas termine en desencanto. Así, se perdería la oportunidad de mantenerlos a largo plazo, como advierte el gerente general de Credicorp Capital SAB, Daniel Guzmán. “No todos los clientes son para comprar acciones. De hecho, IPCH ha comenzado a retroceder. Mucha gente ha visto una acción cara que ha caído y algunos ya están saliendo”, agrega el ejecutivo.

Más de 20,000 personas que compraron acciones en IPCH lo hicieron a través de un app. “Si pierden, podrían desalentarse. Pero cada quien toma su riesgo”, afirma Alberto Arispe, gerente general de Kallpa SAB, que trabaja con Trii; el aplicativo más empleado para realizar estas operaciones. “Consideremos también que este inversionista que entra por apps podría ser distinto”, remarca el líder de la casa de bolsa.

En cualquier caso, un trabajo más agresivo de educación financiera ayudaría a que estas personas, que empiezan a ingresar al mercado, no se lleven una decepción y realicen inversiones acordes con sus niveles de tolerancia al riesgo. “Se requiere un esfuerzo importante para hacer sostenible el escenario actual y que los inversionistas no sean sólo aves de paso”, recalca Luis Ramos, gerente de Estrategia Renta Variable.

Esto se vuelve aún más relevante si se toma en cuenta que ahora las recomendaciones de inversión llegan a través de influencers, en muchos casos sin ningún tipo de autoridad en el tema. “No queremos que estos inversionistas se lleven un mal sabor de boca. No está mal especular, pero se debe hacer de manera informada y no dejarse llevar sólo porque alguien lo dijo”, enfatiza Jorge Ramos, presidente de ASAB Perú.

Hoy, sin embargo, la legislación peruana aún no contempla una regulación específica para las ‘recomendaciones de inversión’ realizadas por influencers. Para ellos sólo aplican las normas generales en materia de publicidad. “Las normas pueden terminar en sanciones, pero esto debe complementarse con educación financiera. Para cuidar que los inversionistas sean víctimas de los influencers que infringen las normas mencionadas, la clave está en brindarles educación financiera, tanto desde el lado público como del privado, que los empodere a tomar decisiones informadas y responsables”, remarca Karina Chinguel, asociada senior de Vodanovic Legal.

Si bien no existen obligaciones regulatorias, sería una buena práctica que, por ejemplo, IPCH tenga un mayor relacionamiento con los accionistas y haga disclosures sobre su información financiera, según Ramos. “Lo más natural es que, cuando el puerto empiece a operar, se pueda reportar información en los momentos apropiados. También hay acuerdo con el otro accionista y eso marca el parámetro de lo que se puede compartir”, revela una fuente vinculada a IPCH, a la que accedió SEMANAeconómica.

Hacia adelante, un posible punto de inflexión para las expectativas de los inversionistas retail del Puerto de Chancay se podría dar con el valor de la OPA por las acciones clase A de IPCH. Esto, según Kallpa SAB, se daría posiblemente en octubre. Allí, se contaría con información entregada por el emisor. Este valor podría compararse con la cotización actual de la BVL, de acuerdo con las SAB consultadas.

@SemanaEconomica

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