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“Si el MEF debe elegir una batalla entre 200, debería ser la forma de subir la cantidad de los ingresos”

ENTREVISTA Waldo Mendoza, profesor del Departamento de Economía de la PUCP.

El economista asegura que actualmente el sector externo es favorable para la economía y “haga lo que haga” el país, el PBI crecerá el 2018. Cree que se debe buscar un sector hermano para la minería.

¿Qué nos deja como lección la situación de la economía del 2017? Falta escuchar a los académicos, a los investigadores, a los trabajos que se han hecho sobre la economía peruana, porque de otra manera es difícil de entender lo que pasa y lo que puede pasar en el Perú.

¿Qué puede pasar en el futuro? Me refiero al extraordinario peso que tienen las condiciones internacionales en el comportamiento que tiene una economía pequeña y abierta como la economía peruana, tema que estuvo ausente en la CADE, por ejemplo.

¿Qué tan importante es el factor externo? Hay una montaña de investigaciones que dicen que en economías pequeñas y abiertas, las condiciones internacionales pueden ser más determinantes que procesos o fenómenos locales. Yo tengo una investigación publicada que dice que en el periodo 2001-2016, más o menos el 67% de las fluctuaciones del PBI tienen que ver con las condiciones internacionales. Estoy por publicar otro trabajo con el mismo argumento para referirme a la inversión privada.

¿Qué concluye su investigación? Hemos encontrado que casi el 75% de las fluctuaciones de la inversión privada en el Perú, en las últimas dos dé- cadas, tiene que ver esencialmente con factores internacionales. Incluso cifras más primitivas, artesanales o sencillas, cuando uno hace una correlación simple entre el precio del cobre y variables macroeconómicas como el PBI e inversión privada, inversión pública o incluso las reservas internacionales, se encuentra que la correlación es entre 0.8 y 0.9. Eso nos dice que en cualquier análisis macroeconómico, de coyuntura, es imposible desligarnos del peso de las condiciones internacionales.

¿No importa lo que se haga o suceda a nivel interno? Cuando las condiciones internacionales están buenas, avanzamos, hagamos lo que hagamos. Cuando las condiciones internacionales están malas retrocedemos, hagamos lo que hagamos. Los que lo hacen bien en los buenos tiempos avanzan mucho más rápido y en los malos tiempos retrocedemos. Este tema estuvo ausente en la CADE y lo que discutieron parecía estar en otra dimensión.

Las cifras muestran que las condiciones externas han mejorado. ¿La economía debería mejorar? La coyuntura macroeconó- mica para este año y el 2018, no me preocupa en lo absoluto, porque las condiciones internacionales están buenísimas. Son los mejores tiempos en el contexto internacional posiblemente desde el año 2011. Entre enero del 2016 y setiembre y octubre de este año, el precio de las exportaciones ha subido cerca de 30%, del cobre como en 52%, del zinc como en 120%, los términos de intercambio como en 21%, Cuando eso pasa, la economía comienza a moverse casi sola, todo se hace más sencillo.

¿Qué influye en este movimiento de la economía? Por un lado, el sector minero vuelve a ser atractivo e información reciente publicada por el BCR, dice que la inversión en la minería que estaba cayéndose a ritmo de 20% o 30% hace un años, ahora está creciendo a ritmo de 20% o 30%. Incluso la inversión minera en exploración pasó de cifras de -20% a +20% o +30%. ¿Cuál es la explicación de eso? ¿Algo hemos hecho para atraer más inversión minera? ¿Alguna política macroeconómica se ha hecho para que eso cambie? Otra vez, terminamos con las condiciones internacionales.

¿Solo la inversión minera? Incluso la inversión de cartera que hacen los extranjeros en el Perú, que el año pasado terminó en negativo en US$ 400 millones, este año va a terminar con US$ 2,400 millones en positivo. El mundo está muy bien, tanto por el lado de los precios internacionales como del financiero.

¿El hecho de tener un entorno más favorable puede hacer que el país no haga las reformas que se necesitan? Las cifras dicen que cuando tenemos suerte avanzamos y cuando no tenemos suerte retrocedemos, y ahora tenemos suerte. Eso es un problema, porque reconocer esto es una desgracia como país. Estamos en la prosperidad falaz de Basadre, pasamos la época del caucho, del petróleo y ahora estamos en la época del cobre y no aprendemos. A este ritmo, tampoco me preocupa el 2019 o 2020, porque hay proyectos que están parados y en algún momento se van a reactivar, son APP que tienen al sector público detrás.

¿A nivel interno el crecimiento dependerá del Estado? En el corto, mediano y largo plazo, esta economía está andando a punta de suerte que empuja la minería y a punta de Estado.

¿Y si la suerte cambia? No veo un sector que reemplace a la minería. Lo que hay son discursos de políticas transversales, que suenan bien, políticas de competitividad. Mucha gente dice que si no elevamos la competitividad estamos muertos, seguramente tienen razón, pero solo es una frase. Elevar la competitividad en concreto es más complicado.

¿Cómo se puede hacer? Uno, es hacer políticas transversales para apoyar a los sectores, que es un poco menos de trámites, algunas carreteras, algo de infraestructura y esperemos que algún sector comience a despegar. La agroexportación es un ejemplo de eso, que casi solo, sin apoyo, por un tema de políticas transversales, de situación internacional o de empresarios emergentes que lo han visto. Pero no hay otro sector.

¿Hacer políticas sectoriales en lugar de transversales sería una mejor opción? Creo que vale la pena investigar cómo la minería ha avanzado tanto o cómo la agroexportación lo hizo. La frase “política sectorial” no se escucha bien ni en la academia ni en el sector público. Pero cuando se analiza la forma en cómo los sectores han avanzado, como el minero, en los 90 se hizo una política sectorial prominera, se cambió toda la legislación y se escogió un sector ganador. Las AFP también fueron producto de una política sectorial deliberada. Debemos buscar un sector para impulsarlo.

¿Plantea algún sector? Puede ser el sector forestal. Una potencialidad inmensa, un mercado externo casi infinito, un mercado doméstico muy grande porque toda la construcción es intensiva en madera y hay un espacio inmenso para sustituir sus importaciones. Este sector forestal no va a surgir con estas políticas transversales.

¿Con el clima político que se vive, es momento de empezar este tipo de reformas? Siempre es tiempo para comenzar a discutir estos temas de largo plazo, con una visión pragmática. Creo que el Gobierno empezó mal, porque se preocuparon en las grandes reformas estructurales que impulsó el ministro Thorne en las pensiones, la salud, el desempleo, que terminó en un documento inmenso, pero que no tiene futuro porque no es viable en términos fiscales y depende mucho del financiamiento público. Pero esta discusión sectorial sí puede hacer que el PBI crezca e ir directamente a la productividad.

Se plantea una reforma tributaria para el próximo año. ¿Hacia dónde debería apuntar? Si uno tuviese que elegir una batalla entre 200 batallas que tiene el MEF, yo elegiría sin ninguna duda esta, incluso por encima de las nuevas fuentes de crecimiento económico. La situación es dramática, porque la presión tributaria del Gobierno central en una perspectiva de largo plazo, es para llorar. Según el MEF, va a terminar en 12.5% del PBI, que es idéntica al año 2002. Esta es nuestra tasa a largo plazo y con este nivel se hace imposible hablar de reformas trascendentales como la educativa o de salud.

¿Se puede hacer algo? La respuesta tradicional desde hace 40 años es ampliar la base tributaria, pero será que es difícil, ¿no?, a algún genio ya se le hubiese ocurrido. La otra parte es que la presión tributaria por la parte predial es muy baja, allí el problema es que depende de los municipios, pero si el Gobierno central no se mete, nadie lo va a hacer, por qué lo harían si tienen un canon, un Foncomun, ¿por qué los municipios tendrían que comprarse el pleito de recaudar más y pelearse con sus electores? Sin la mano del Gobierno central, no hay manera que eso suba.

¿Por dónde empezaría esta batalla Waldo Mendoza? Empezaría por discutir este tema de la presión tributaria, de los arbitrios, de la recaudación por pago de automóviles, porque Perú debe ser el único país del mundo en donde los autos nuevos pagan más que los viejos. Son aspectos más concretos. Luego, entre los académicos más prestigiados, en alianza con el sector público, pensaría un sector como el minero que tenga ese potencial, un hermano que lo acompañe.

¿Cree que los escándalos de corrupción no afectarán la inversión privada? Aun cuando sigamos viendo que Piedras Gordas va llenándose, la inversión privada puede seguir creciendo, lo cual pone en discusión lo de las cuerdas separadas tocadas en CADE. Creo que sí hay cuerdas separadas, el sentido de que las condiciones internacionales pesan tanto que el tema político puede quedar de lado. La prueba es que la inversión privada seguirá creciendo, aun cuando 20 empresarios entren a la cárcel.

¿La inversión en construcción, cómo quedaría con la prisión de los empresarios? No hay duda de que se trata de “las empresas” constructoras. Vamos a tener un problema de capacidad productiva, ese componente local es clarísimo, allí sí no hay cuerdas separadas. ¿Quién va a reemplazar a Graña y Montero o JJC en las grandes obras de infraestructura del Perú? Ese es un problema concreto.

¿Qué puede pasar si no se resuelve el problema? Va a ser un golpe duro en la inversión pública, porque tenemos la plata para hacer las obras y no tendríamos quién las haga.

¿Hay otros riesgos? En términos macroeconómicos el riesgo es que el cobre se caiga. Parece ser un riesgo menor. Los especialistas dicen que esto puede durar hasta el 2025.

EN EL 2018
Por qué la “suerte” de un sector externo favorable beneficiará a la economía

Para Waldo Mendoza, la situación del sector externo, al que considera como “la suerte” para la economía, traerá una serie de beneficios para el Perú a nivel macroeconómico en el año 2018. El principal es el que se da por el lado del incremento de los precios de minerales, especialmente del cobre. Según Mendoza, esta situación permite que ocurran varias cosas sobre la economía.

La primera es que la inversión minera comienza a tonificarse, situación que ya se comienza a observar en el tercer trimestre en que tanto la inversión minera total como las exploraciones comenzaron a crecer, con tasas mayores al 20%, según el BCR. La segunda que ocurre es que el valor de las exportaciones comienza a subir. En total, las exportaciones sumaron como US$ 37,000 millones y este año se espera alcanzar los US$ 44,000 millones, impulsadas, nuevamente, por el sector minero.

En tercer lugar, el mayor precio de los minerales hace que se incremente el ingreso de dólares al país, con ello el tipo de cambio tiende a caerse. “La inflación empieza a caerse solita, haga lo que haga el BCR”, añadió Mendoza.

Un cuarto efecto es que el PBI minero comienza a tonificarse e impulsa a el PBI general. El quinto aspecto que beneficia al país es que con precios internacionales más altos, el Impuesto a la Renta que pagan las empresas mineras comienza a crecer, por lo tanto, una parte de ese tributo, el 50%, empezará a ir a las regiones, municipios y universidades públicas por concepto de canon.

“La inversión pública puede empezar a crecer, haga lo que haga el Gobierno, simplemente porque hay más fondos”, precisa Waldo Mendoza, y asegura que cuando las condiciones internacionales son buenas, “todo se hace fácil” en el país. “Si además empiezan a entrar los capitales, estos van en parte a la BVL, esta se tonifica, la riqueza de la gente empieza a crecer, parte de esos capitales se va a los bancos y tienen más dinero para prestar, el crédito aumenta, la economía se fortalece”, puntualizó.

HOJA DE VIDA

Estudios: Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga.
Posgrado: Doctor en Economía de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).
Otros cargos: Presidente del Consejo Fiscal.

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