INTERNACIONALES

‘Slow Speed’: Posturas enfrentadas

El gobierno francés propuso a mediados de abril, a través de sus organismos procedentes, una reducción obligatoria en la velocidad de los buques como medida que debería de ser implementada por la Organización Marítima Internacional (OMI). Todo ello con el objetivo de disminuir de manera sensible y rápida la emisión de partículas llamadas GHG (GreenHouse Gases) o, de facto, CO2 que produce el efecto invernadero.

Esta postura del gobierno francés ha sido corroborada por la posición griega y por un escrito de más de cien armadores (adjunto en pdf) que se ha presentado a la IMO para que esta imponga de forma decidida esta limitación.

La propuesta argumenta que se producirá una reducción de los gases de efecto invernadero de manera efectiva, alcanzando el 40% en 2030 para llegar al 50% en el año 2050, mientras se prosigue con las políticas de descarbonización implícitas en la eficiencia de las nuevas construcciones, nuevos combustibles y otras medidas.

La propuesta contempla, de entrada, un tratamiento desigual para los diferentes tipos de buques: así, los buques de pasaje, ferries y con cargas perecederas tendrían una exención de esta medida. Al mismo tiempo, los portacontenedores, que ya llevan algún tiempo adoptando medidas de slow speed, tendrían una clara exención. De hecho en la carta abierta a la OMI, no se recoge la firma de ninguna de las grandes navieras de contenedores, que no parecen estar de acuerdo con la medida. Portavoces de Maersk y Hapag Lloyd se han mostrado decididamente en contra. El caso de Maersk, que ha hecho público ir más allá del 50% en la reducción de GHG en 2050, es evidente al respecto.

De modo que la reunión que el comité de protección del medio ambiente (MEPC) de la OMI, que tendrá lugar entre los próximo 12 al 17 de mayo tendrá una patata caliente a tratar:

Por un lado los armadores que más han invertido y se plantean seguir haciéndolo en medidas tecnológicas para lograr la reducción de los GHGs al lado del SO2 y NO2; y por otro lado, los defensores de esta propuesta (armadores de buques tanque, bulkcarriers…) que no ven ningún interés por parte de sus fletadores en que suban los costes del fletamento por ningún motivo. Si la OMI impone la medida, bienvenida será. Menos CO2 y menos costes por la menor velocidad, y así “vamos tirando”.

La alternativa es invertir más en mejoras de los combustibles, diseños de buques más eficaces, y otras mejoras técnicas que hagan los buques más eficientes y menos contaminantes.

Pero este es un asunto de inversión y de tasa de retorno del capital que está más oscuro. Como es natural, el gobierno danés lidera la facción de las administraciones públicas (en representación de estas grandes navieras) que están en desacuerdo con la propuesta francesa.

Seguramente, veremos cómo la respuesta de la Organización Marítima Internacional atenderá a la doctrina del rey Salomón.

carta abierta a la omi (en inglés)

Fuente : El Naucher

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