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Déficit fiscal: es la hora del MEF

La Voz de SE. El MEF se mantiene aún al margen de la pérdida de credibilidad generalizada del gobierno. Pero para no contagiarse debe sincerar sus proyecciones.

El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) debe sincerar su trayectoria de déficit fiscal —vulnerada en el 2017 por primera vez en ocho años— para mantener su credibilidad ante los agentes económicos. Estos ven en la institución liderada por Claudia Cooperun bastión creíble en comparación con el desprestigio generalizado del gobierno y la clase política.

El presidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK) y la premier Mercedes Aráoz perdieron credibilidad con su manejo de la fallida vacancia presidencial y el indulto al expresidente Alberto Fujimori. Al margen de su conveniencia o legalidad, sencillamente hay una flagrante inconsistencia entre lo que se dijo y lo que se hizo: negar que se negociaba el indulto para concederlo apresuradamente tres días después de que la disidencia kenjista del fujimorismo —que siempre estuvo dispuesta a negociar con el gobierno— evitara la vacancia presidencial. La confianza en el gobierno está por los suelos: 81% de la población cree que razones políticas —y no sólo humanitarias— condicionaron el indulto, según una encuesta de Ipsos Perú de hace una semana.

Quien no tiene credibilidad política no puede tener credibilidad económica, ha sido la opinión de esta revista en otros casos (ver Chlimper versus Chlimper del 30/05/16 y SE 1543). “Si alguien no merece crédito sobre (…) la autenticidad de un audio, ¿cómo podría merecerlo cuando suscribe o defiende una proyección económica?”, se escribió entonces. Ahora sería: ¿por qué creer sobre economía a quien no se le puede creer sobre el indulto? Sin embargo, la descofianza no se extiende a todos los ámbitos del gobierno, sino sólo a los políticamente responsables del affaire vacancia-indulto.

El MEF fue ajeno a ese incidente y sí mantiene su credibilidad. Pero el déficit fiscal cerró el 2017 en 3.2% del PBI, 0.2 puntos porcentuales por sobre la meta. La desviación no genera aún preocupaciones. Además, se produjo en diciembre (en noviembre estaba en línea) y podría deberse a que se sobreestimó el impacto de la repatriación de capitales sobre el erario.

Pero esto es una primera alerta para una institución de reconocida prudencia. Las tres principales agencias clasificadoras de riesgo concuerdan en que el MEF goza de credibilidad como para tolerar una desviación de hasta 0.5 puntos porcentuales sobre la meta. Dos alertas, eso sí, podría ser otra historia. Las clasificadoras coinciden en que si se vulnera la meta en el 2018 (de 3.5%), la tolerancia se irá acortando.

Incluso con un gasto extraordinariamente alto —como este año por la reconstrucción— el consenso del mercado proyecta un déficit menor al de la mayoría de países latinoamericanos. La deuda públicase mantendrá por debajo del 30% y más de 15 puntos porcentuales por debajo del promedio de países con la misma calificación que el Perú. El MEF tiene el espacio macroeconómico para sincerar su meta de déficit fiscal y salvaguardar su tan preciada credibilidad, un bien particularmente escaso hoy en el gobierno. El consenso de analistas proyecta un déficit de 2.3% en el 2020 y de 1.8% en el 2021, ambos por encima de las metas del MEF (2.1% y 1%, respectivamente). Es momento de revisar esos números. No será el fin del mundo si se hace. Peor sería mantener las proyecciones actuales y no cumplirlas.

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