INTERNACIONALES

Incongruencias y relatos portuarios (Mar del Plata)

La pesca sobrevive entre números en positivo, crisis laboral en tierra y falta de rentabilidad, mientras Pulti sigue apostando a puestas en escena que refutan la realidad.

Esta semana quedó en evidencia nuevamente que la industria pesquera marplatense transita por dos carriles que si bien no son antagónicos, circulan a varios metros de distancia del otro.

Por un lado están las cifras que actualiza regularmente la de Planificación Pesquera de la Subsecretaria de Pesca y se traduce en los informes mensuales que marcan un crecimiento de los desembarques en el puerto local en comparación con años anteriores.

La estadística marca en los primeros ocho meses del año 296.597 toneladas, un 58% del de los desembarques declarados por las distintas flotas pesqueras, y un 7,5% más que lo descargado en el mismo período del año anterior y un 2,3% superior a lo desembarcado en el 2013.

Pero en las calles del puerto se mantiene vigente otra postal: la de la inactividad de los marineros y estibadores que regala en dosis de intrascendencia la flota fresquera amarrada al puerto; la de los fileteros, peones y envasadoras que hace mucho no rompen el techo del garantizado y perciben salarios con los que apenas pueden saltar por sobre la línea de pobreza.

La buena noticia es que la modorra se ha despejado en las fábricas de conservas, a partir de la aparición de caballa. Hay una docena de buques que tienen buenas capturas en poco tiempo, cerca de Mar del Plata y las fábricas comenzaron a completar los stocks que desaparecieron el año pasado, cuando fracasó la zafra.

También esta semana dejo al descubierto la falta de criterios del gobierno municipal, o la necesidad de transformar en hito histórico un evento de lo más normal. Para celebrar el Día de la Industria no se le ocurrió nada mejor a Pulti que visitar un barco amarrado en la Base Naval. En la construcción del relato oficial, el Intendente informó que “se trataba del primer barco centollero construido en la ciudad”. La realidad dice que fue importado al país en mayo del 2014.

Bajo estas postales incongruentes espera el sector pesquero que se consuma el epílogo del gobierno kirchnerista. Será un fin de ciclo más allá que pueda ganar Daniel Scioli. El Gobernador ya ha mandado señales claras sobre la eliminación de retenciones y una devaluación gradual para que las economías regionales recuperen competitividad.

Mientras tanto en el puerto flota el que puede. Y el que no tiene espaldas anchas para aguantar el tifón de altos costos internos, atraso cambiario para vender y devaluaciones sostenidas en los países que compran, sólo aspira a poder aguantar la respiración hasta que comiencen a aplicarse las nuevas recetas.

Los técnicos de la Subsecretaría de la Mejora de la Competitividad visitaron por un par de días Mar del Plata con viáticos 5 estrellas. Prometieron celeridad en el diagnóstico y rapidez para brindar respuestas.

A más de un mes del último intento formal de encontrar una puerta para escapar de la crisis, en el puerto piensan que el término celeridad es otra cosa. Pero los domina el escepticismo y no tienen ánimo siquiera para patalear.

Ayer, Mariano Pérez Rojas, titular de la Secretaría de Desarrollo Productivo actualizó el parte médico. Axel no tiene tiempo para ver el estudio. Cuando lo vea, tienen confianza de que los convoquen.

Además de las propuestas de las cámaras empresarias, esto es, eliminación de retenciones, baja en el precio del combustible y agilidad para devolución de créditos fiscales, desde la Municipalidad incluyeron un par de recetas adicionales. Pérez Rojas confesó que no fueron aceptadas. El funcionario municipal prefirió no mencionarlas.

A los empresarios no les interesa conocerlas. Tienen otras urgencias. “Desde el 2010 para acá, por el nivel inflacionario en dólares, el combustible llegó a $14,75 y la estiba a $18. El valor del dólar siguiendo esa línea tendría que estar en $16. Pero las empresas exportan a $9,23 y sobre esto tienen que percibir derechos de exportación”, enumera Fernando Rivera, el presidente de Caipa, la cámara que agrupa a las empresas integradas, procesadoras y exportadoras. La de los apellidos ilustres.

“¿Quién puede sobrevivir con estos números? El combustible en Brasil era más caro que el nuestro en el 2010. Ahora es más barato. No alcanza con la quita de los derechos, ahora necesitamos un shock de medidas”, dice el dirigente.

El modelo económico castiga con ferocidad a los sectores netamente exportadores como el pesquero. Las empresas del puerto se funden trabajando, como definió José María Poletti, de Frigorífico Bermejo, semanas atrás.

Y no pueden dejar de trabajar y pescar porque el quebrando sería mucho mayor a partir de los altos costos fijos de producción. Por eso la estadística marca que se desembarcaron un poco más de toneladas de merluza al sur del 41ºS (103 mil toneladas) que las del año pasado (90 mil toneladas).

Pese a que el real en Brasil se devaluó y llegó a su precio más bajo en los últimos 12 años, Mar del Plata continúa exportando merluza al mercado brasileño. “Hay clientes de muchos años y debemos mantenernos en el mercado”, contó uno de los principales surtidores del mercado. “No pierden plata, a lo sumo resignan un poco de rentabilidad”, contó un proveedor de ese empresario.

El panorama es otro en voz del Presidente de Caipa. “Nuestro costo de producción es de 3200 dólares la tonelada de filet interfoliado. No podemos venderlo a más de 2 mil dólares. Saque la cuenta de lo que estamos perdiendo”, pide Rivera.

El Informe de Coyuntura del mes de julio permite tener una radiografía de la primera mitad del año en materia de exportaciones. La merluza y el calamar se ubican en la lista de los perdedores. El abadejo y la raya aumentaron su participación mientras que el langostino, bajó de precio, pero mantiene estable el volumen.

El número global de las exportaciones pesqueras del primer semestre marcan una caída del 4% en volumen, pero equilibrio en la recaudación. La venta al exterior de merluza hubbsi cayó un 21% en volumen y un 18% en dólares debido a un aumento del precio promedio de 3,7 puntos.

Que haya más merluza descargada en muelle y menos exportada no solo se explica en la caída de las ventas. “El que puede, ahorra en merluza”, contó un actor de la actividad pesquera para explicar el fenómeno. “Pasa mucho en el sur con el langostino. Lo guardan especulando con una devaluación”, acota.

En el Soip refutan todas las hipótesis y especulaciones. No pasa mes en que Cristina Ledesma no le recuerde a Noemí Rial la delicada situación que atraviesan sus afiliados y pida por algún subsidio que les permita, como el año pasado, una bocanada de oxígeno a la canasta de alimentos básicos.

Los estibadores no piden subsidios pero piensan en estrategias para compartir el poco trabajo que hay en los muelles ahora que terminó la zafra de calamar, lo que les permitió comer caliente a todos hasta el mes pasado. “Somos 700 y con el laburo que hay pueden trabajar solo la mitad”, reportó Carlos Mezzamico, del sindicato de estibadores.

Pulti podría ejercer el realismo de los estibadores. Pero elige el camino de la sobre valoración y pasó de largo en el relato del barco centollero. Dijo que lo construyeron en Mar del Plata pero es importado.

Wanchese, la empresa armadora del buque, se radicó en el 2011 en el Parque Industrial. Desde Prensa Municipal aseguraron que a partir del 1 de octubre cuando salga en su primera campaña, el barco va a generar más de 50 puestos de trabajo.

Pedro Bohnsdalen, gerente General de Wanchese, aseguró que la planta actualmente no está funcionando y descartó cualquier posibilidad inmediata de puesta en marcha. “Queremos darle valor agregado a nuestros productos pero cuando cambien algunas variables”, refutó. (Por Roberto Garrone; 0223)

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