INTERNACIONALES

La enorme operación ilegal de barcos pesqueros de China en aguas de América Latina

El desarrollo económico de China ha aumentado su demanda por diversas especies marinas.

El desarrollo económico del gigante asiático ha provocado que haya aumentado la demanda de aleta de tiburón y que se busquen éste y otros productos preciados en aguas de América Latina. Por eso, entre las materias primas que busca China en la región no sólo están el petróleo o los minerales, sino también el pescado, el calamar gigante o el bacalao en aguas de Argentina, el atún en las de Chile, el tiburón en las de Colombia y Ecuador o la totoaba en las de México.

Recientemente, un barco guardacostas argentino hundió un pesquero chino que estaba faenando dentro de su zona de exclusión económica.

Pocas veces se llega al uso de la fuerza, pero las persecuciones y conflictos son comunes. Y aunque no sólo son pesqueros de China los infractores, los del gigante asiático son mayoritarios, según las fuentes consultadas por BBC Mundo.

Potencia de ultramar

China es el mayor mercado del mundo de pescado y tiene la mayor flota pesquera de ultramar con 2.460 embarcaciones tras haber crecido rápidamente en las últimas décadas, según un estudio de la Universidad Tecnológica de Nanyang.

“Hay más gente que necesita más recursos y más gente dispuesta a pagar cantidades impresionantes por conseguir peces que, de otra manera, no podrían conseguir”, sostiene el chileno Maximiliano Bello, directivo de The Pew Charitable Trusts, organización estadounidense sin ánimo de lucro y experto en política oceánica internacional.

Socio comercial

Brasil, Argentina, Venezuela, Perú, Bolivia y Ecuador, entre otros, mantienen estrechos lazos con China, que encuentra en Latinoamérica las materias primas que satisfacen la creciente demanda de su enorme población. “El aumento del comercio entre las dos regiones ha facilitado el movimiento de mercancías lícitas e ilícitas”, analiza el centro de investigación de crimen organizado Insight Crime, que en 2015 estudió el tráfico de vida silvestre de China en América Latina.

El mes pasado, China rechazó la queja de México por la pesca y comercio de la totoaba, una especie mexicana en riesgo de extinción que habita en el alto Golfo de California. El pescado es muy apreciado por su vejiga natatoria, es un manjar codiciado en China, donde se seca y se utiliza para hacer en una sopa que se dice que tiene cualidades medicinales.

Según México, hay un comercio ilegal de la totoaba que lleva a que el kilógramo de su buche se venda entre US$1.500 y US$20.000 en el mercado asiático.

El tiburón

En mayo de 2015, las autoridades ecuatorianas informaron sobre la confiscación de casi 100.000 aletas de tiburón ilegales. También ha habido problemas con matanzas de tiburones en el santuario marino de la Isla Malpelo, en el Pacífico colombiano.

La gran mayoría de aletas secas, usadas para la sopa, acaba en Hong Kong, según Maximiliano Bello. Allí pueden alcanzar un precio de US$700 el kilo.

En Perú, el calamar gigante, como en Argentina, es la especie codiciada por las embarcaciones asiáticas. “Se come mucho en Asia”, señala Juan Carlos Osorio, que trabaja en Perú para la organización internacional Oceana. El plato de sopa de aleta de tiburón alcanza en algunos casos los US$150.

Cómo combatirlo

Combatir la pesca ilegal no es fácil. La gran distancia hasta la costa y lo costosa que resulta la vigilancia hace que para los infractores merezca el riesgo.

El primer paso es detectarlo. Para ello se usan fotos nocturnas de satélite que muestran las luces de grandes flotas en el borde de las zonas de exclusión económica. “Los rapanuis (indígenas) en la Isla de Pascua (Chile) denunciaron que veían luces en ultramar”, cuenta como ejemplo Bello. Las aguas en torno a la isla son codiciadas por los pesqueros que buscan atunes y peces espada.

SkyTruth, una organización estadounidense sin ánimo de lucro que ayuda a ONGs, demostró que los pascuenses tenían razón en su preocupación. “Se veía que había más de 50 embarcaciones que mostraban movimientos de faenas de pesca y trasbordo en naves nodrizas”, dice Bello. Tras las denuncias, la Presidenta de Chile, Michelle Bachelet, anunció el año pasado el compromiso de crear una de las áreas marinas protegidas más grandes del planeta.

The Pew Charitable Trusts está trabajando ahora con la Marina británica en el sistema Catapult, que muestra en tiempo real si un barco entra en la zona de exclusión económica o si está a punto de hacerlo, lo que permite advertirle o enviar a las autoridades para lograr las pruebas del presunto delito.

Oceana también está trabajando con Google y SkyTruth en un proyecto similar de posición satelital llamado Global Fishing Watch.

Por su parte, la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) ha aprobado una serie de medidas para que los países impidan atracar en sus puertos a esos barcos. De este modo, se desperdiciaría la captura y se desincentivaría la pesca ilegal.

Fuente: BBC

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