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¿La nueva batalla climática será contra los cruceros?

De acuerdo con un análisis, los barcos que atracan en Barcelona emiten cinco veces más óxido de azufre que los 560,000 automóviles de la ciudad. Eso debería empezar a mejorar pronto, gracias a un acuerdo global que limita las emisiones de azufre.

Los cruceros son un gran negocio para las ciudades portuarias de todo el planeta. Sin embargo, a partir del próximo año, Cannes, uno de los puertos más famosos del mundo, ya no los recibirá a menos que cumplan con controles de contaminación muy estrictos. Los pasajeros que decidan navegar en embarcaciones contaminantes tendrán que desembarcar en otra parte.

Por el momento, la industria no parece preocupada. Pero debería. Los consumidores cada vez están expresando más sus preocupaciones por los efectos ambientales de sus viajes y están presionando a las compañías que no cumplen estándares elevados. En Europa, el movimiento de «avergonzar a los vuelos» ha perjudicado las ganancias de las aerolíneas, a medida que los viajeros buscan alternativas bajas en carbono. La industria de los cruceros, mucho menos necesaria para la economía global que los viajes en avión, es vulnerable a una opinión similar de los consumidores, y puede no estar preparada para eso.

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