NACIONALES

Programa económico 2016-2021

Opinión – César Peñaranda Economista

Próximos a un cambio de gobierno que será responsable de conducir la economía del país en el quinquenio 2016-2021 y que culminará con ocasión de nuestro bicentenario como repú- blica, en el Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la Cámara de Comercio de Lima hemos elaborado un programa económico para dicho periodo con el objetivo de contribuir al debate sobre qué agenda debe priorizarse a fin de retomar el crecimiento económico a tasas más altas de manera sostenida que permita en lo sustantivo generar adecuados puestos de trabajo e incrementar los ingresos, vía a través de la cual podremos disminuir significativamente la pobreza y erradicar la pobreza extrema a la par de mejorar la equidad en la distribución de oportunidades, aumentando el bienestar de la población.

El programa tiene una sección que determina el punto de partida en el contexto internacional y nacional y otra con la agenda en sí que contiene dos partes centrales: los cimientos del crecimiento, que son la estabilidad macroeconómica y las instituciones; y los motores del crecimiento, referidos a la inversión, la productividad y las exportaciones. En esta ocasión, presentaremos brevemente la primera sección y, posteriormente, lo pertinente a los cimientos y motores del crecimiento.

Precisando de inicio que la estabilidad financiera global no está asegurada, existen al menos cuatro factores relevantes que están incidiendo en el comportamiento económico a nivel mundial y que permanecerán por un tiempo. Los dos primeros estrechamente vinculados son la disminución del crecimiento potencial mundial y la caída del comercio internacional, de la demanda global. El tercero es la caída de los precios de las materias primas (commodities) que al parecer continuará aunque a menor ritmo. Y cuarto, las políticas monetarias divergentes de los principales países desarrollados, con EE.UU. dando término a su incentivo monetario y próximo a subir su tasa de referencia, mientras que la Unión Europea y Japón van en sentido contrario. Ligado a esto último está la apreciación del dólar.

En cuanto al punto de partida a nivel nacional, debe señalarse que desde el 2010 el PBI crece a ritmo decreciente, que se ha exacerbado los dos últimos años al crecer a un promedio de solo 2.5%, es decir, 6 puntos porcentuales menos que el 2010. Lo más preocupante es la caída continua del crecimiento potencial, aquella que se alcanza cuando se hace pleno uso de los factores de producción con las tecnologías disponibles, que de un promedio anual de 6.5% con tendencia al alza en el segundo quinquenio del 2000 se ubica actualmente en 4.5 con tendencia a la baja. Esto implica muchos menos puestos de trabajo y menos gente saliendo de la pobreza o, peor aún, incrementándose por el bajo crecimiento que es el elemento clave para reducirla.

Cierto que el Perú ha avanzado con base en la política económica y reformas estructurales iniciada a partir de la década de los noventa, pero aún son preocupantes los indicadores socioeconómicos: 60.9% de informalidad económica, 74% de informalidad laboral, 47.3% de subempleo, 22.7 de pobreza, por mencionar algunos. Para enfrentar este escenario debemos crecer a no menos de 4 a 5% promedio anual, pues nuestro desafío es crecer. Por ello, la necesidad de determinar claramente qué hacer y dónde poner el énfasis, cuál debe ser el programa económico de cara al bicentenario. En esa dirección, en nuestra próxima columna de opinión trataremos los cimientos del crecimiento.

Obtenga las ultimas noticias de APAM