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Propuesta de Trump de eliminar el outsourcing encarecería las importaciones peruanas

Las empresas estadounidenses que realicen outsourcing y offshoring enfrentarían un impuesto de 35%, lo que encarecería los costos de muchos productos a nivel global.

Si usted planea comprar un iPhone, zapatillas Nike, softwareMicrosoft o un automóvil Ford a mediano plazo, su bolsillo podría tener problemas en caso el presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, cumpla una de sus promesas de campaña y el Congreso lo apoye: penalizar, con 35% de sobreimpuesto, a las empresas estadounidenses que realicen outsourcing (tercerización de servicios en el exterior) u offshoring (traslado de parte de sus operaciones al extranjero) y luego pretendan introducir sus productos al mercado estadounidense.

El pasado domingo 4 de diciembre, Trump mencionó la propuesta en su cuenta de Twitter personal.

The U.S. is going to substantialy reduce taxes and regulations on businesses, but any business that leaves our country for another country,

fires its employees, builds a new factory or plant in the other country, and then thinks it will sell its product back into the U.S. ……

without retribution or consequence, is WRONG! There will be a tax on our soon to be strong border of 35% for these companies ……

Si bien con esta medida Trump pretende crear empleos en Estados Unidos y ayudar a su economía, los efectos negativos podrían ser mayores, e impactarían no sólo a su bolsillo, sino a la inversión en diversos países del mundo, incluyendo al Perú. Cerca de 800 grandes empresas estadounidenses emplean este mecanismo, muchas de ellas son las más grandes del mundo como Exxon-Mobil, Apple, General Motors o Ford, por lo que cualquier medida en contra de estas empresas podría afectar enormemente a los mercados globales.

MENOS COMPETITIVIDAD

Realizar offshoring y outsourcing en otros países sirve, en la mayoría de los casos, para ahorrar costos de producción, que luego se trasladan al consumidor. Por ello, cortar de raíz estos procesos es “claramente malo” para las empresas estadounidenses, segúnAndrew Hunter, economista de Capital Economics (Londres). “[La propuesta] pondría a las empresas de Estados Unidos en una clara desventaja, y el resultado más inmediato sería más empresas que intentan cambiar de domicilio (o incluso realizando deals con empresas del exterior) para evitar el impuesto”, anotó.

Tyler Cowen, en un artículo reciente en Bloomberg, coincidió: “Si se necesita una ley para parar [el outsourcing y el offshoring] es porque producir en México es más rentable que en Estados Unidos. Si las empresas estadounidenses se van, las compañías mexicanas podrían crecer por sí solas”. La mayor rentabilidad de las operaciones de otros países, en ese sentido, haría que cada vez más las exportaciones de Estados Unidos pierdan competitividad y que, a la larga, haya menor crecimiento económico en el gigante mundial.

Para las empresas que aún decidan quedarse en Estados Unidos, la medida implicará un gran sobrecosto salarial por la sustitución de trabajadores foráneos por estadounidenses, según Yelena Shulyatyeva, senior US analyst de Bloomberg Intelligence. La diferencia es grande: por ejemplo, el salario mínimo (considerando todos los estados) en Estados Unidos es US$10 por hora. En México, US$4.50. Los costos para las grandes empresas, entonces, podrían elevarse sustancialmente.

¿QUÉ LE PASARÁ AL PERÚ?

Según el portal web Trademap, los productos estadounidenses más importados por el Perú son teléfonos celulares (5% del total o US$370 millones anuales), computadoras y software (3%, o US$284 millones), y turbinas de gas (2%, o US$198 millones). Todos estos productos podrían encarecerse, a mediano plazo, en caso ocurra esta medida, pues los sobrecostos laborales se trasladarían al consumidor, señala Shulyatyeva. “Esta medida sería inflacionaria”, anotó.

Para otros países, no obstante, la medida sería perjudicial puesto que habría pérdida de empleos en México, América Central, China y el Sudeste Asiático. En los dos primeros casos, la pérdida de empleos podría generar un menor consumo por nuestros productos no tradicionales, como café y textiles.

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